Iniciamos este 2021 con varios aprendizajes en el cuerpo. El escenario mundial y nacional, trastocado en distintas dimensiones desde hace ya año y medio, se ha convertido en uno de los desafíos más potentes para mirar con nuevos ojos nuestro quehacer y revisar no sólo cuáles están siendo nuestros aportes a las AgroCulturas, y en especial a la Soberanía Alimentaria, sino también cómo, desde esta misma vereda, podemos pensar colectivamente nuestro habitar en el planeta. Y en este ejercicio reflexivo, la idea que reverbera con más fuerza es la que asume la imperiosa necesidad de re-vincularnos: con nosotros mismos, con nuestros territorios, con otras especies y con la Tierra.
La crisis sanitaria ha dejado ver la fragilidad de un sistema basado en un productivismo exacerbado y el libre mercado, dejando en situación de desamparo nuestra salud mental, aquejada por las inseguridades y el miedo constante inculcado por los medios de comunicación, y el tejido social y colectivo, que ha resentido la imposibilidad del encuentro presencial y el hacer en comunidad, individualizando la cotidianeidad de manera acelerada.
En este escenario, nuestra organización asume la prioridad del “re-encuentro” a través de la circulación y el intercambio de semillas, como símbolo de la resistencia de conocimientos y modos de hacer que se niegan al reduccionismo de la tecnología genética y al avasallamiento de la patentación. Reconocemos también la coyuntura para volver a revitalizar las economías locales, acercando la producción y el consumo de alimentos en un mismo territorio, y proyectando la existencia de sistemas alimentarios sostenibles. Complementariamente, destacamos la estrecha relación entre huerta, alimentación y salud, identificando prácticas posibles para la recuperación del autocuidado como manifestación de la autonomía, mediante la transmisión de los saberes y la alimentación del fuego de los secretos.
Esperamos compartir con ustedes las experiencias y aprendizajes que este nuevo ciclo nos entregue, explorando diálogos fructíferos para este difícil presente de vulnerabilidad social y ambiental en el que nos encontramos, y que nos ha obligado a mirar con nuevos ojos la comunidad en que vivimos, centrando nuestra atención en la preservación respetuosa de la diversidad de la vida en la Tierra.
EQUIPO CETSUR