Recogiendo la fuerza renovadora del solsticio de invierno, transitamos este invierno lluvioso con la convicción de querer despertar la memoria de los pueblos para tejer posibilidades de futuros con mayor sentido. Así como el agua, que conecta cielo y tierra fertilizando las semillas que prontamente despertarán, reconocemos el caudal de la memoria oral como un afluente de sabidurías que restituye el poder de personas y comunidades para vivir en reciprocidad.
En estos meses han sido varias las iniciativas que hemos culminado, y que han alimentado nuestro compromiso por liberar el olvido y posibilitar experiencias sensibles que reivindiquen los saberes y lenguajes artísticos de las culturas tradicionales. Desde un acercamiento a la artesanía con materiales nobles como el mimbre y las calabazas, hasta el conocimiento experto de curadoras de plantas medicinales para la restauración integral de la salud en tiempos de crisis, congregamos distintas voces y esfuerzos por tejer conversaciones que traen al presente el calor de la palabra antigua como principal fuente de inspiración.
Les invitamos a arrimarse a este fogón y a prestar atención al regreso paulatino que hacemos hacia el sol, donde cada día, de acuerdo a la cosmovisión mapuche, se alarga “una pata de gallo”, regalándonos la purificación de la tierra y la vida en todas sus expresiones, para su pronto renacimiento.