La iniciativa “Botika Natural: Salud, Economía y Patrimonio en manos de Curadoras de Hierbas Medicinales de La Araucanía”, financiada por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, e implementada de manera conjunta entre ONG CETSUR, la Red de Curadoras de Hierbas Medicinales, el Departamento de Ciencias Forestales y el Instituto de Agroindustrias, ambos de la Universidad de La Frontera, cierra este ciclo de seis meses con grandes aprendizajes y también con enormes desafíos para quienes formaron parte de él. La práctica de saberes y haceres con las hierbas medicinales es una actividad altamente cargada por la influencia femenina, la cual ha sido transmitida de madre a hija compartiendo técnicas, recetas y usos. Es por ello que a través del proyecto fue posible conectar con 20 mujeres rurales de las comunas de Purén, Lumaco, Cholchol, Vilcún, Toltén, Villarrica y Pucón, integrantes de la Red de Curadoras de Hierbas Medicinales quienes, a través de talleres virtuales y presenciales, lograron profundizar sus saberes en torno a la recuperación y reproducción de especies nativas medicinales en peligro de extinción, procesos de deshidratado, preparaciones de infusiones y tisanas, elaboración de planes productivos y planes de intercambio, servicios y venta de productos herbales, todo ello con el fin potenciar el uso de la medicina herbal en las familias y comunidades.
Así, fueron compartiendo solidariamente saberes y experiencias en torno a estos temas, tanto entre ellas como con los profesionales que formaron parte de la iniciativa. Sandra Alianti Antifil, Curadora de Hierbas Medicinales de la comuna de Villarrica, indicó que “Fueron muy interesantes los temas que trabajamos, como por ejemplo el secado del Lawen. No tenía claro cómo debía hacerlo y aquí nos ayudaron a mejorarlo. Además, que un buen proceso ayuda a conservar mejor el Lawen en el tiempo, no perdiendo sus propiedades”. Respecto al equipo y la participación de sus compañeras, resaltó lo siguiente: “Fue muy bueno el equipo que había, el ambiente era rico y muy distendido, además como hay Lamngen de otros lados, íbamos aprendiendo entre todas…, los profes muy abiertos en compartir su sabiduría con nosotras”.
Otro aspecto importante de resaltar fue la construcción colectiva del concepto de Botika con “K”, definida como: “Una Red de Curadoras de hierbas medicinales que, comprometidas con la protección de la biodiversidad, buscan compartir saberes y prácticas para el cuidado integral de la salud a través de la educación, el intercambio y la oferta de productos y servicios asociados a las hierbas medicinales, en equilibrio y retribución justa para quien trabaja, para el paciente y para la Ñuke Mapu”. Este proceso llevó a destacar que desde siempre ha existido en la memoria de los pueblos una alternativa sustentable y solidaria para sanar a las personas, que ha resistido a un sistema de competencia y desigualdad, la cual no pretende dimitir a la medicina convencional, sino por el contrario, busca ser un complemento en el proceso de sanación de una persona, una familia o una comunidad.
“Culminamos este proyecto muy hermoso…, en que conocimos las propiedades de las plantas y terminamos con un intercambio para recuperar aquellas que están en peligro de extinción. Ahora esperamos hacer una contribución práctica a la recuperación de la flora nativa, porque todos los medicamentos provienen de los principios activos de una planta medicinal y, además, son fundamentales en la protección de la biodiversidad de nuestros territorios”. Marta Larenas Millán, Curadora de la comunidad Rafa Burgos, comuna de Vilcún.
Hoy el desafío de la Red de Curadoras es continuar con el proceso de acercarnos al mundo de las hierbas medicinales, como también visibilizar la medicina natural desde los usos y costumbres de las culturas campesina y Mapuche, promoviendo el retorno a su consumo cotidiano, ya sea como alternativa o complemento a la medicina convencional, para proteger el cuerpo y el alma de las enfermedades que afectan nuestro Buen Vivir o Küme Mongen.