Desde el actual y abrumador escenario de desconexión que experimenta parte importante de la humanidad en relación al mundo natural del que forma parte, ONG CETSUR se encuentra trabajando en la propuesta educativa ‘La Huerta de Berta: Conocimientos y usos tradicionales de la naturaleza para la conservación del Patrimonio Biocultural’, financiada por el Fondo del Patrimonio Cultural – Concurso Regional / Promoción / Material didáctico sobre patrimonio cultural para la educación formal y no formal, con la que busca promover la valoración de los conocimientos y usos tradicionales de la naturaleza, a partir del co-diseño de un juego colaborativo que active experiencias de aprendizaje significativas en torno a la huerta, las semillas tradicionales y la Soberanía Alimentaria, como parte del patrimonio biocultural de los pueblos.
Con respecto a la propuesta planteada, Paula Mariángel, coordinadora de la iniciativa sostiene que “su objetivo se sustenta en una comprensión de la educación patrimonial como una herramienta relevante para el presente y el futuro de los territorios, y comprende su hacer en profundo diálogo con la memoria biocultural de sus habitantes”.
Para su ejecución, CETSUR se encuentra trabajando en alianza con organizaciones de huerteras y curadoras de semillas de las comunas de Penco, Tomé y Quirihue, permitiendo con ello nutrir una experiencia de co-diseño del juego educativo, donde se releven conocimientos agroecológicos experienciales y de base campesina.
Como parte del proceso de sistematización participativa realizado con los distintos grupos de mujeres implicados, Magaly Cisternas, presidenta de la agrupación agroecológica Las Camelias de la comuna de Quirihue, Región de Ñuble, señala: “valoro mucho la iniciativa porque es una forma de aprender más y de compartir los conocimientos, en especial con quienes recién están incursionando en el cuidado agroecológico de las semillas y la autoproducción de alimentos”.
Cabe destacar que el proyecto impulsado por CETSUR continúa su implementación hasta el mes de mayo del 2023, para concluir con la divulgación del juego en contextos de educación no formal con comunidades infanto- juveniles y adultas, y, de esta manera, continuar con la tarea de promover valores éticos, identificaciones socioterritoriales y prácticas comunitarias de conservación del patrimonio biocultural.