La reciente aprobación del Tratado Transpacífico -TPP11-, por parte del Senado, golpea fuertemente a quienes han dedicado su vida a la defensa de la Soberanía Alimentaria, las semillas tradicionales y las autonomías territoriales. Sabemos que las consecuencias son nefastas para el país en varias materias y que, ante todo, su implementación reforzará el lugar subordinado que ocupa el Estado respecto de los grandes conglomerados internacionales y sus ambiciones de rentabilidad.
En este duro contexto, y sin profundizar en las diversas crisis que nos aquejan a nivel global y nacional, para muchas organizaciones, comunidades y personas, nos ocupa la urgente necesidad de reforzar vínculos, articulaciones y colaboraciones que sostengan la desobediencia y, particularmente, la relación con las semillas y las artes agrícolas fuera de la concepción extractivista y mercantil. Dándonos fuerzas para levantarnos luego de tanta desazón, continuaremos reivindicando el valor de todas las manos huerteras, desde sus propios espacios y diversidades, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, urbanos y rurales, que buscan, más allá del capital, recuperar el sentido del buen vivir.
Entregamos nuestros respetos y admiración a quienes no cesan de creer que la diversidad y la autonomía son la fuente de la existencia, mientras la homogeneización y la hegemonía solo se nutren del miedo para perpetuarse. ¡A seguir sembrando y resguardando el patrimonio colectivo de los pueblos!