Ya han transcurrido ocho meses desde que inició la convocatoria 2023 del proyecto Vamos huerteando en comunidad, impulsado por ONG CETSUR y financiado por el Ministerio de Desarrollo Social. Entre la Región de Biobío y Ñuble, se registran actualmente 12 instalaciones en distintas escuelas y organizaciones comunitarias.
La inauguración de cada huerto es una experiencia participativa que promueve instancias de aprendizaje sensorial, esto es, un enfoque educativo basado en la estimulación de los sentidos que facilita el proceso de adquisición de conocimientos. Ahora bien, este no es el único momento significativo en términos cognitivos-emocionales; se proponen también los talleres como espacios de circulación y activación de saberes.
Respecto a los beneficios observados al interior de las escuelas, Glenda Rubilar, agroecóloga de ONG CETSUR a cargo del taller de Ciclo de la huerta, comenta que “a los niños que tienen problemas de concentración, el espacio de la huerta les ayuda a enfocarse y a regular su energía”. Durante el recorrido contemplado en esta primera parte del taller, Glenda enseña antes a los/as niños/as las lombrices que, si todo marcha bien, acelerarán el proceso de descomposición dela materia orgánica. “Ellos disfrutan mucho ver cómo se comportan las lombrices en la tierra”, señala Glenda.
Cada taller consta de dos sesiones, distribuidas de la siguiente manera: Ciclo de la huerta (2 encuentros), Alimentación para salud (2 encuentros) y Preparaciones (2). Si bien, se emplea una metodología basada en la técnica del aprender-haciendo, cada relatora cuenta con su propio sello. En el caso de Maritza Ambiado, nutricionista encargada del taller Alimentación para la salud, el uso de material didáctico, como podría ser un juego de mesa, supone un recurso pedagógico que facilita la incorporación de conceptos y promueve la interacción
social.
Finalmente, en el taller de preparaciones, a cargo de Leslie Retamal y Elena Silva—ambas maestras de culinaria tradicional—, se enseña al ritmo de la cocina: rápido pero siempre atento. Durante el desarrollo, se insta a reconocer productos endémicos que, como tal, forman parte del patrimonio alimentario de Chile.