Esta semana tuvimos la dicha de presentar y entregar el kit de cuadernillos pedagógicos Las semillas. Patrimonio colectivo de los pueblos a diversas organizaciones y agrupaciones agroecológicas de Biobío y Ñuble. Luego de dos años de tan anhelada espera, este proyecto muestra sus frutos, como un roble en primavera, que ofrenda sus digüeñes para disfrutarlos en comunidad si nos entregamos antes a la aventura de trepar, con las complejidades que implican.
Organizada en cinco momentos, la actividad inició con una lectura poética de Lorena Poblete, escritora e integrante del Taller de Huertos Agroecológicos Santa Amalia (Lirquén). Sus versos, dotados de evocadoras imágenes sobre la vida en el campo, nos habla entre rememoraciones acerca de habitar el espacio en sintonía con los ciclos de la naturaleza. Declama hacia el final su intervención “(…) deposita la semilla que un día ha de geminar/ y convertirse en el fruto que lo habrá de alimentar/ y aunque llegue la sequía/ o la inclemencia del viento/ sabe que la madre tierra le dará siempre su sustento”.
Durante el desarrollo, nos cuenta Marcela Bahamonde, compañera colabora del proyectora y mediadora de la actividad, sobre las partes que componen este material. Cada libro contiene poesía, relatos originarios, testimonios de curador@s de semillas y un apartado práctico de “manos a la obra”. Las cuatro fuerzas elementales de la naturaleza (tierra, agua, fuego y aire) articulan estos cuadernillos alimentados con las voces de huerteras expertas del Biobío, Ñuble y La Araucanía. Se rescatan, además, textos de Angélica Celis (1955 – 2007), agroecóloga y compañera fundadora de ONG CETSUR. Se reconoce el trabajo de Alejandra Fuentes (Coyhaique), Glenda Rubilar, Marcela Bahamonde, Paula Mariángel, Ricardo Sepúlveda y Maulen.
Cercan@s al cierre, luego de llamar a organizarse en grupos de trabajo, se generó un espacio de conversación y reflexión en torno a la lectura del material. A modo de acotación, Paula Mariángel, presidenta de ONG CETSUR, señala que “Se reconoce la semilla como patrimonio colectivo de los pueblos y no como patrimonio de la humanidad”. Y ya adentradas en la conversación, desde la ONG Conciencia Sur, Ariana nos revela que el relato de la curadora de semillas Rosa Antipán (Villarrica) la maravilló, sobre todo en la parte que sostiene que “se debe sembrar pensando en los pajaritos que vendrán a comer”. Estas historias “nos sacan un poco del antropocentrismo, de entendernos como los gestores y autores de todo”, asevera Ariana. Y es que los saberes ancestrales nos ofrecen un lenguaje que es capaz de decodificar otros idiomas, el idioma del viento, el idioma de las aves. Es un arte minucioso porque requiere una observación sistemática y profunda en el tiempo”, complementa Marcela Bahamonde.
Este material se encuentra financiado por el Fondo del Patrimonio Cultural, convocatoria 2020. Agradecemos la participación de las organizaciones y agrupaciones señaladas a continuación:
Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígena (ANAMURI), Agrupación Agroecológica Tierra Florida, Taller de Huerto Laboral Santa Amalia-Lirquén, Unión Comunal de Huertos Orgánicos de Tomé, Peuma Florida, Fundación Pongo, Creaciones Niñxs Brujxs, Cooperativa La Pellizca, Fundación El Árbol, Fundación EPES, Fundación Manzana Verde, Red de Mujeres de Penko-Lirquén, ONG Rebrota, Parque Cerro Caracol, ONG Conciencia Sur, Asamblea Territorial Penco Lirquén, Biblioteca Pública de Penco, Huerto UDEC, Reinas del Sur y Parque para Penco.