En el 3° lugar de 44° iniciativas aprobadas a nivel nacional, ONG CETSUR se adjudicó el proyecto “Canasta de la Puebla a la Mesa: patrimonio agroalimentario y comercialización online en tiempos del COVID-19”, presentado al Ministerio de Desarrollo Social y Familia al concurso “Chile Compromiso de Todos” año 2020, Línea Fundaciones y Corporaciones.
La iniciativa tiene una duración de seis meses y su objetivo es aportar a la soberanía alimentaria y las economías locales en tiempos de emergencia sanitaria, de las Mesas de Mujeres Rurales de las comunas de Los Sauces, Lumaco, Imperial, Carahue, Saavedra, Toltén, Teodoro Schmidt y Pitrufquén de la Región de La Araucanía.
Sandra Parra Riquelme, Vicepresidenta de ONG CETSUR y coordinadora de la iniciativa subrayó que “El COVID-19 ha afectado la alimentación y nutrición de las familias de los sectores urbanos, principalmente, por las dificultades de acceso y disponibilidad de alimentos sanos y seguros. En este escenario, cobra relevancia el trabajo de las mujeres rurales, y en especial de las Curadoras de Semillas, en el resguardo del patrimonio agroalimentario que realizan en su Puebla”. A partir de ello, el proyecto busca generar circuitos cortos de comercialización local vía online de los productos de las socias de estas 8 Mesas Comunales de Mujeres Rurales, que contaban con lugares establecidos para la comercialización asociativa de sus productos, y que hoy se encuentran cerrados producto de la pandemia.
La canasta “De la Puebla a la Mesa” incluirá un kit de hortalizas y frutas de la estación agroelaborados, hierbas medicinales, semillas y plantas que permitirán poner en valor los saberes de las mujeres rurales en la preservación de la biodiversidad y la soberanía alimentaria de sus territorios, como estrategia para la superación de la pobreza.
Pamela Chávez Ruiz, Presidenta de la Mesa de Mujeres Rurales de Toltén señaló que “el proyecto propuesto por CETSUR en medio de la pandemia fue muy bien aceptado por las socias de la Mesa ya que el Mercadito Yicaly Pu Zomo, nuestro lugar de trabajo, estaba cerrado y esta idea fue una esperanza de poder volver a comercializar. Durante estos meses nuestras socias han seguido trabajando aún más en sus propias casas, cultivando sus huertas e invernaderos, preparando agroelaborados, todos guardados en esta temporada que no pudimos comercializar. Esta propuesta nos da un poco de temor por el uso de las redes sociales, pero de a poco nos iremos superando y confiando en estos nuevos canales de comercialización”.