“En este tiempo de primavera, Rimü para el mundo Mapuche, donde todo florece llenándose de colorido y aromas junto al viento sur que nos avizora un mejor clima, nos hemos detenido a mirar los brotes de nuevas semillas que sembramos desde Ñuble, Biobío y La Araucanía con antiguas y nuevas amistades de camino”.
Prestando atención al ciclo natural de la vida, donde fuego, agua, aire y tierra, en calidad de elementales, nutren las infinitas posibilidades de creación en torno a una ecología afectiva, recogemos las bondades de la primavera que nos insta a salir de nuestra guarida invernal para volver a despertar aquellas interacciones vitales entre la diversidad de existencias que nutren el planeta.
La primavera nos llama a recibir el sol, a la expansión y al sostenimiento de diálogos fructíferos que acojan y resguarden aquellos brotes que prontamente se convertirán en frutos y alimento para sostener la esperanza, la confianza y el equilibrio.
Compartimos con ustedes algunas de las experiencias de estos tiempos, en los que como colectivo hemos puesto nuestros anhelos para restaurar vínculos rotos, rememorar caminos olvidados y recuperar las fuerzas hacia la transformación.